Procesos de composición

La realización de un trabajo escrito o composición se suele llevar a cabo en tres fases o etapas para lograr un resultado satisfactorio:

1. La preparación (también llamada pre-escritura). Para inspirarse y conseguir ideas antes de escribir el escritor utiliza una o más de las siguientes estrategias: apuntes y notas preliminares; torbellino de ideas, es decir, escribir muchas ideas acerca de un tema sin prestar atención a su organización, estructura oracional u ortografía; mapas de ideas (también llamados “árboles” o “ideogramas”); estrellas y cubos (Cassany, 1995); palabras clave, o una combinación de los anteriores.
2. La composición (o escritura) en sí misma. Consiste en hacer un esquema, un borrador y la propia escritura. Se puede elaborar un esquema u ordenar las ideas mediante técnicas diversas, por ejemplo, los mapas conceptuales.
3. La revisión (también llamada reescritura o post-escritura). Consiste en el repaso y reescritura de lo que ya se ha escrito con el fin de perfeccionarlo. Esto se puede llevar a cabo de diversas maneras como, por ejemplo, insertando información que se considera importante, eliminando lo irrelevante, corrigiendo los errores de ortografía y puntuación, y reorganizando algunas frases o párrafos para que suenen de forma más natural y sean más fáciles de comprender.

Dentro de las muchas estrategias que se pueden usar en los procesos de composición se ha constatado que no hay una que se pueda decir que sea la mejor para todos los alumnos. Es cuestión de que cada persona experimente con ellas para encontrar las que más le convienen. Para lograr una composición bien escrita no siempre se siguen los tres pasos anteriores de forma secuencial; por lo tanto, aunque en la enseñanza de procesos de composición se presta especial atención al desarrollo de las estrategias arriba mencionadas, se considera que es mejor no insistir en reglas rígidas a la hora de desarrollarlas.