Nuttall, C. 2000. Teaching Reading Skills in a Foreign Language. London: Heinemann. New edition.
Técnicas empleadas para enseñar a leer de forma rápida y con mayor comprensión. Los lectores rápidos hacen menos movimientos de los ojos porque leen en unidades de sentido, cada unidad está compuesta por varias palabras, y cada una de ellas es asimilada con una sola fijación de los ojos. Es más rápido captar el sentido de dos o tres unidades mayores y juntarlas que hacer lo mismo con un número grande de unidades más pequeñas. De esta manera, cuanto más grande sea la unidad de sentido, más fácil será convertir el conjunto en mensajes coherentes.
El estudiante de una segunda lengua es más propenso a leer palabra por palabra porque no tiene suficientes conocimientos de la lengua como para saber formar unidades de sentido. Por esta razón es necesario dedicar mucho tiempo a la práctica de la lectura con textos de poca dificultad. Con la práctica de lecturas simplificadas y adaptadas a su nivel se aprende a mover los ojos de modo más eficaz, y se mejoran los mecanismos de comprensión de palabras en un texto escrito. Dado que la falta de tiempo no permite una práctica suficiente de la lectura en la clase, se puede acudir a la lectura extensiva.
En algunos cursos de lectura rápida se utiliza una máquina, llamada taquistoscopio, que permite ver rápidamente una hoja impresa a través de una mirilla o artilugio que abre y cierra con rapidez. Los taquistoscopios se emplean también en la investigación de la percepción.
Algunas utilidades de la lectura rápida son:
a) buscar o identificar información específica como, por ejemplo, un nombre o un año; y
b) obtener las ideas principales del texto, con el fin de mantenerse al día de los últimos progresos en un determinado campo.
Williams, E. 1984. Reading in the Language Classroom. Basingstoke: Macmillan.