Clark, H. H. & Clark, E. 1977. Psychology and Language. New York: Harcourt, Brace, Jovanovich.
Capacidad mental para almacenar, recordar y recuperar información durante un periodo determinado de tiempo. Normalmente se distinguen dos tipos de memoria: memoria a corto plazo (en inglés, “immediate” o “short-term memory” –STM–) y memoria a largo plazo (en inglés, “long-term memory” –LTM–). En el primer caso, la información se almacena por periodos cortos de tiempo; por ejemplo: miramos un número de teléfono en la guía telefónica y a continuación marcamos los dígitos correspondientes sin mayores problemas. Sin embargo, si esperamos algo más de tiempo es posible que nos olvidemos de esa información. Este tipo de memorización no requiere la activación de determinados mecanismos neuronales que permitirían recordar lo memorizado pasado cierto tiempo. Por otro lado, cuando retenemos algo mentalmente durante un periodo mayor, esto pasará a almacenarse en la memoria a largo plazo. Se dice que para que algo pase a formar parte de la memoria a largo plazo debe producirse algún tipo de aprendizaje, para lo cual es necesario un esfuerzo consciente por parte de la persona. La información que retenemos en la memoria a largo plazo no tiene por qué almacenarse de la misma forma en que se recibe. En ocasiones también se habla de memoria secuencial, cuando se necesita almacenar y recuperar información de acuerdo con un orden específico (contar los días de la semana o meses del año, hacer una relación por orden cronológico de los reyes de un país). También existe un tipo de memoria que podríamos denominar rutinaria, ya que no requiere comprensión (la memorización de un poema sin entender lo que dice). Es preciso señalar que la investigación llevada a cabo (Glicksberg, 1963; Cook, 1977) demuestra que la capacidad para memorizar en la segunda lengua es inferior que en la primera.
La acción de aprender requiere en muchos casos establecer suposiciones o hipótesis, relacionar conceptos, aplicar reglas, o esforzarse en la resolución de algún problema. La memoria cumple un papel importante en el aprendizaje de lenguas, hasta el punto que se considera como una de las dimensiones de la aptitud lingüística. En las investigaciones realizadas con buenos aprendices de lenguas, la memoria (esto es, una buena capacidad de retención y almacenamiento de información) sobresale como una de las características de estas personas.
Cook, V. J. 1977. “Cognitive Processes in Second Language Learning”. International Review of Applied Linguistics 15: 1-20.
Donahoe, J. W. & Wessells, M. G. 1980. Learning, Language and Memory. New York; London: Harper and Row.
Glicksberg, D. H. 1963. A Study of the Span of Immediate Memory among Adult Students of English as a Foreign Language. University of Michigan. (Tesis doctoral inédita).
McDonough, S. H. 1981. Psychology in Foreign Language Teaching. London: George Allen and Unwin.
Stevick, E. 1976. Memory, Meaning and Method: Some Psychological Perspectives on Language Learning. Rowley, MA: Newbury House.