Consejo de Europa. 2001. Common European Framework of Reference for Languages: Learning, Teaching, Assessment. Cambridge: Cambridge University Press. (Existe también una traducción-adaptación española del 2002 por parte del Instituto Cervantes, publicada en Madrid por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y la editorial Anaya).
Documento del Consejo de Europa (2001) que proporciona una base común para la elaboración de programas, exámenes y evaluación, libros de texto y guías curriculares aplicables a cualquier lengua. Responde al afán de propiciar la cooperación entre las instituciones educativas, proporcionar una base sólida para el mutuo reconocimiento de certificados de lenguas y ayudar a los alumnos, a los profesores, a los responsables del diseño de cursos, a las entidades examinadoras y a los administradores educativos a que coordinen sus esfuerzos. Se estructura en dos dimensiones: una vertical, con la especificación de seis niveles diferentes de conocimiento y dominio de la lengua que permiten tener una visión general del progreso de cada individuo en momentos diferentes; y una horizontal, con el desarrollo de una serie de categorías descriptivas de la lengua entendida desde el punto de vista de la comunicación (contexto, ámbitos, competencias generales y lingüísticas, actividades comunicativas de la lengua, estrategias, procesos, textos y tareas). En el cruce de ambas dimensiones se sitúan las escalas de descriptores, en las que se dan especificaciones de lo que el alumno debe ser capaz de hacer mediante el uso de la lengua. El enfoque adoptado por el documento concibe al alumno o al usuario de la lengua como un “agente social”, es decir, un miembro de una sociedad que tiene tareas –no solo relacionadas con la lengua– que llevar a cabo en una serie determinada de circunstancias, en un entorno específico y dentro de un campo de acción concreto. Este enfoque parte, por tanto, de la base de que los actos de habla se dan en actividades de lengua que forman parte de un contexto social más amplio que por sí solo puede otorgarles pleno sentido. Mediante este documento se pretende estimular la cooperación internacional en el campo de las lenguas modernas, tratando de romper cualquier tipo de barrera de incomunicación al mismo tiempo que se favorece la movilidad dentro del territorio europeo y se facilita el reconocimiento mutuo de los títulos de cada uno de los países miembros. Se aboga por un plurilingüismo y pluriculturalismo a través de los cuales los ciudadanos europeos pueden ir adquiriendo conocimientos de diversas lenguas y culturas de forma global, como un todo y dentro de su desarrollo como persona a lo largo de su vida. Entre las herramientas concretas para conseguir estos objetivos destaca el Portfolio europeo de las lenguas.