Coll, C.; Pozo, J. I.; Sarabia, B. & Valls, E. 1992. Los contenidos en la Reforma. Enseñanza y aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes. Madrid: Santillana / Aula XXI.
Existen dos factores que condicionan la intervención educativa y que han de tenerse en cuenta como punto de partida para el aprendizaje: el nivel de desarrollo cognitivo de los estudiantes y sus conocimientos previos, esto es, las concepciones y representaciones que ya poseen acerca de los temas que se abordan en el aula. A pesar de que los conocimientos previos pueden variar en contenido, dependiendo del área (física, lengua, etc.), y también en su naturaleza (pueden ser procedimentales, descriptivos, más o menos generales, etc.), poseen varias características comunes: se trata de construcciones personales, fruto de la interacción con el medio, y muchas veces previas a la instrucción; no son científicos, aunque tienen un gran poder de predicción, lo que los convierte en funcionales, es decir, los hace útiles como instrumentos de interpretación del mundo; son también estables y resistentes al cambio, además de implícitos, es decir, que se descubren a través de las actividades o predicciones del alumno.
Se pueden distinguir tres tipos de concepciones previas, de acuerdo con su origen: espontáneas (originadas a partir de la relación con el medio y basadas en reglas causales e intuiciones); inducidas (procedentes del entorno social y asimiladas individualmente) y analógicas (procedentes del traslado de modelos o concepciones formadas en otras áreas, con el fin de comprender conceptos de aquellas en las que no se tienen ideas específicas, bien sean espontáneas o inducidas). En la enseñanza de lenguas extranjeras, las fuentes más importantes de conocimientos previos del alumno son la instrucción recibida anteriormente en la L2 y los conocimientos previos o adquiridos en la L1.
Los conocimientos previos no han de ser reemplazados, sino reconstruidos, de modo que se aproximen progresivamente a los conocimientos científicos o académicos. En esa modificación es fundamental la conexión del conocimiento escolar con el mundo cotidiano del discente para que este perciba su utilidad. Para activar las ideas previas y poder actuar sobre ellas, el profesor puede recurrir a diversas técnicas o actividades: cuestionarios o encuestas, entrevistas, tests, pruebas iniciales, debates, etc.
Pozo, J. I., Limón, M., Sanz, A. & Gómez Crespo, A. 1991. “Conocimientos previos y aprendizaje escolar.” Cuadernos de Pedagogía 188: 12-14.