Gower, R., Phillips, D. & Walters, S. 1995. Teaching Practice Handbook. Oxford: Heinemann.
Técnica mediante la cual el profesor insta al alumnado a utilizar la lengua extranjera de forma oral.
El docente puede tratar de hacer participar al alumnado en la clase ya desde la fase de presentación en lugar de esperar hasta la fase de práctica controlada o la fase de producción libre. Puede pedirle ideas, sugerencias, opiniones, aportaciones de todo tipo, así como animarle a que produzca formas lingüísticas sobre las que no ha recibido ningún tipo de instrucción formal. Es posible que no sea capaz de utilizar estructuras nuevas; sin embargo, puede adivinar y utilizar formas lingüísticas que ya tiene consolidadas. Si logra contestar correctamente estará animado y, si no es así, se dará cuenta de la necesidad de aprender el material nuevo; de esa forma estará motivado para aprenderlo.
La única desventaja puede radicar en la cantidad de tiempo utilizado. Además es preciso tener en cuenta que no se puede elicitar algo que el discente no sabe. Si se le dedica demasiado tiempo, los estudiantes se pueden sentir incómodos. Otro inconveniente es que si el docente elicita la respuesta correcta de un discente, existe la posibilidad de que dé por hecho que todos han entendido cuando no siempre es así. Elicitar con éxito requiere que el profesor desarrolle las destrezas de saber escuchar al alumnado y de responder rápidamente a sus sugerencias, usando el contacto visual, gestos y otro lenguaje no verbal, además de saber sus nombres y mantener su atención.
Bibliografía:
Matthews, A., Spratt, M. & Dangerfield, L. (eds.) 1985. At the Chalkface. London: Edward Arnold.
Ur, P. 1996. A Course in Language Teaching – Practice and Theory. Cambridge: Cambridge University Press.